¿Es toda tecnología nueva mejor? Reflexiones sobre la inserción educativa de las TIC

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Por Susana Muraro. Los modos en que la educación fue absorbiendo los desarrollos tecnológicos informáticos hasta llegar a los que actualmente se denomina TIC, merecen un análisis y reflexión. No cabe duda que esta tecnología promueve fuertes cambios en las interacciones sociales, modalidades de producción y acceso a la información. Además, más allá de las diferentes versiones y marcas comerciales ofertadas por el mercado, las nuevas construcciones se incorporan al bagaje de lo producido, ampliando la cantidad de prestaciones y de públicos a los cuales van dirigidas.

Cabe preguntarse si en educación se favoreció el proceso de inclusión sucesiva de los nuevos desarrollos o si se fueron dejando de lado a los anteriores. En el caso de alguno haber perdido vigencia, también cabe preguntarse por los motivos y efectos de este desgranamiento.

Mi interés no es plantear el nostálgico “la tecnología pasada era la mejor”, sino analizar cómo, para algunos desarrollos tecnológicos, se fue licuando su vigencia educativa simultáneamente con el surgimiento de nuevos paradigmas. Es interesante analizar si los motivos de estos relegamientos se basaron en investigaciones que aportaron elementos sobre sus escasos sentidos didácticos, o si los cambios se fueron incorporando y un cúmulo de materiales educativos fue perdiendo peso, salvo algunos pocos que se incorporaron como parte constitutiva de las interacciones sociales.

Mi visión sobre la pérdida de vigencia educativa de una variedad de aportes tecnológicos-educativos, la fundamento a partir de observar: los momentos en que se amortiguaron las voces que alegaban sus beneficios educativos-perdiendo lugar dentro de la literatura educativa-, el desvanecimiento de investigaciones en torno a sus empleos didácticos y, en especial, el decaimiento de desarrollos didácticos y el freno de las capacitación docentes en torno a esas aplicaciones.

Con el propósito de ejemplificar esta reflexión, muestro cómo los desarrollos de nuevas aplicaciones informáticas, fueron aceptados educativamente, desplazando desarrollos anteriores, a pesar de que muchas de las nuevas producciones no constituían propuestas antagónicas. Por lo contrario, eran complementarias y propias de un tipo específico de tecnología informática, integrables a las anteriores, salvo que se demuestre su inutilidad pedagógica.

En los años 80 la informática irrumpe como recurso educativo a través de la programación. Emplear la computadora en una propuesta didáctica consistía en programarla en Basic. La decisión de incorporar la programación y la selección del lenguaje de programación se sostuvieron sobre una circunstancia económico-tecnológica de ese momento, era la única aplicación que se ofrecía en la memoria ROM de las home-computer. Si bien la decisión fue tecnológica y no educativa, los planteos pedagógicos se apropiaron de esta propuesta y afloraron investigaciones centradas en demostrar los beneficios de la programación sobre “el desarrollo de la mente”. Sus resultados fueron contradictorios, dado que algunos sostenían los beneficios cognitivos de la programación imperativa, mientras que otros alegaban escasas incidencias. A estas voces se sumaron las voces de algunos programadores expertos que veían dificultosa una enseñanza sistemática, pues consideraban que se carecía de docentes formados y una enseñanza deficiente provocaría dificultades en el abordaje de formaciones futuras. Lo ineludible de este enfoque educativo es que estaba centrado en la inclusión disciplinar de la Informática y en la construcción de criterios didácticos en torno la enseñanza de la programación, así como su empleo como herramienta de construcción del conocimiento matemático. Cabe recordar que el lenguaje Basic fue pensado para ser utilizado en la enseñanza superior, especialmente en ciencias exactas e ingeniería, y no para la enseñanza media-primaria como ocurrió con el Logo y actualmente ocurre con lenguajes como el Scratch o el Alice, por nombrar algunos de ellos.

Casi simultáneo al enfoque de la incorporación educativa de la programación surge un nuevo lenguaje de programación, el Logo, pensado como material educativo que propicia la construcción matemática por descubrimiento. A través de este lenguaje de característica formal-natural, se agrega la programación netamente algorítmica (Basic) un modelo de programación modular-funcional. En varios países la asociación entre Informática y escolaridad media-primaria se dio a través del Logo. En Argentina, como se inició a través de la incorporación del Basic, el cambio de paradigma provocó una disputa sobre los beneficios educativos de cada lenguaje, capturando cada uno de ellos un segmento diferente del sistema educativo, sin advertir que su selección depende de la ductilidad que ofrece para resolver problemas.

¿Qué consecuencias tuvieron los debates Basic versus Logo? En mi perspectiva, estas discusiones limitaron la interesante y necesaria elaboración de una didáctica de la Informática, cercenaron la elaboración de criterios curriculares sobre la incorporación de una nueva disciplina escolar dilatando la incorporación de nuevos conocimientos científicos-tecnológicos básicos de gran incidencia sobre las formaciones futuras. Paradójicamente ahora se alzan voces que estimulan la enseñanza de la programación en una gran variedad de países. En Argentina, entre otras voces, esta mirada se expande a través del proyecto de la Fundación Sadosky.

Tiempo después del planteo Basic-Logo, se dio un proceso de expansión de la industria informática produciendo un conjunto de aplicaciones de uso profesional, las herramientas de oficina, que se insertaron educativamente como específicas a la enseñanza de determinadas disciplinas. Estas aplicaciones favorecieron el desplazamiento educativo de los lenguajes de programación y la consolidación del criterio de que “Informática es sólo un recurso”, mensaje que frenó intentos tendientes a construir una didáctica sobre la resolución de problemas utilizando tratamiento informático.

De esta forma, nos encontramos frente a un quiebre educativo que provocó el retiro de contenidos informáticos en torno a la construcción de procedimientos automatizables en la computadora, esencia de la Informática, aunque muchas de estas herramientas constituyen lenguajes de programación de alto nivel cuyas interfaces alivian el proceso de construcción y edición de los procedimientos. En sus usos se involucran metodologías y técnicas informáticas como las necesarias para organizar y representar datos, modelizar y validar soluciones.

Por un lado, este desplazamiento otorgó alivio a un cúmulo de docentes que se liberaron de lo que consideraban como una pesada carga la enseñanza de la programación, aunque ya estaba legitimado la existencia de un coordinador de informática dentro de las escuelas que generalmente se hacía cargo de su enseñanza. Para los docentes no formados en el conocimiento informático, la programación era ajena en conocimiento y en formación didáctica, pero en especial ajena a sus actividades habituales. Por otro lado, se esgrimió que la falta de formación pedagógica de los profesionales de la Informática generaba problemas curriculares, y el sistema educativo en vez de favorecer una construcción mutua e interdisciplinaria entre educadores y tecnólogos optó por favorecer el desplazamiento de estos últimos de las “salas de computación” de las escuelas.

Como expuse, cada vez más se escuchan voces preocupadas por incentivar la enseñanza de la programación, motivadas por la necesidad de formar profesionales adecuados a las necesidades del mercado de trabajo en informática; pero ¿en qué situación estamos para atender esta formación? Al haberse limitado sus desarrollos curriculares y diluirse las investigaciones sobre didácticas de la informática, se privó a los docentes de un conocimiento social, cultural y económicamente necesario; por lo cual, actualmente nos encontramos con que los niños y niñas que se formaron en ese entonces, muchos de los cuales son actualmente docentes, no disponen de conocimientos disciplinares para encarar esta formación. Si a esta situación sumamos la tendencia actual en el desarrollo de las TIC que encapsulan la lógica interna de los dispositivos de propósitos generales transformándolos en dispositivos de múltiples propósitos específicos, cada vez más somos usuarios limitados en sus conocimientos, por lo tanto, limitados en su abordaje curricular.

Casi en paralelo al desarrollo de las herramientas ofimáticas surgieron una amplia variedad de programas educativos (ejercitación, modelización, constructores de cuentos, bases de datos, graficadores, etc.) que provocaron un interesante giro sobre el sentido de la Informática en las escuelas al solidificar su estatus como recurso o material educativo, diluyendo, una vez más, su lugar como contenido disciplinar. Cabe señalar que este desarrollo limitó el lugar curricular pero favoreció su inclusión como tecnología educativa y amplió el conjunto de docentes que hicieron uso, aunque limitado, de la computadora.

Estos materiales promovieron dos efectos importantes. Por un lado, ofreció a las escuelas una gran variedad de materiales educativos pensados para el abordaje de diferentes estrategias curriculares como aquellas que involucran la selección y organización de información, el abordaje lógico-matemático de problemas, interacciones con modelos de simulación, el empleo de herramientas de producción, por nombrar algunas. Por otro lado, las teorizaciones pedagógicas se limitaron a la construcción de instrumentos de catalogación, valoración, selección y evaluación de software. Las producciones educativas se centraban en el desarrollo de propuestas de proyectos didácticos utilizando estos software. Se puede afirmar que este período de desarrollo de la IE fue la que le otorgó un lugar específico como tecnología educativa, pero aisló cada vez más a docentes y alumnos de los conocimientos informáticos.

Sin embargo, nuevos desarrollos informáticos generaron un nuevo desplazamiento educativo. Sobre el panorama anterior se asentó un nuevo desarrollo, origen de las TIC, las redes mundiales con sus posibilidades de comunicación en tiempo real y de acceso a la Web con sus posibilidades informacionales. Es importante analizar varios puntos sobre la forma en que esta tecnología irrumpió en educación. Por un lado, otorgó el sustrato necesario para sostener proyectos educativos que involucran a docentes y alumnos dispersos temporal y geográficamente; por otro lado, amplió el marco informacional al que se accedía y promovió un cambio en la forma de acceso a la información. Hasta ese momento las personas eran las que se acercaban físicamente a los lugares portadores de información; con Internet son los centros informacionales los que se acercan virtualmente a las personas.

Estos dos cambios incidieron fuertemente sobre los proyectos educativos. Al no haber limitación ni dilación en el acceso a la información, se posibilitó sostener proyectos interactivos entre docentes y alumnos, cambiando el enfoque de la IE. A partir de este nuevo enfoque se desvanecieron las voces portadoras de mensajes sobre los usos de software educativo, el empleo de herramientas de producción y su desarrollo didáctico. Se silenciaron cada vez más las voces propiciadoras de la incorporación curricular de la programación a pesar que en estos últimos 30 años la Informática amplió los paradigmas de resolución de problemas otorgando nuevas metodologías y lenguajes adecuados a nuestras estrategias de resolución de problemas.

Varios son los ejemplos que muestran los desplazamientos del software educativo. ¿Qué porcentaje de voces sostienen todavía el empleo del Cabrí en la didáctica de la Matemática? ¿Qué porcentaje de voces plantean la construcción de bases de datos o simplemente el empleo educativo de bases pre-armadas? ¿Dónde quedaron la producción de hipertextos? y ¿las modelizaciones de sistemas físicos y sociales?

Llama la atención que los Portales Educativos ofrecen gratuitamente el acceso a una variedad de aplicaciones educativas, pero su empleo no se refleja en las actividades escolares actuales. La mayoría de las formas de uso de las TIC rondan alrededor del acceso a información de la Web.

También, es necesario señalar que la industria del software de uso masivo se orientó a la producción de juegos. Si bien son escasas las voces de docentes y pedagogos sobre lo que es interesante construir como recursos didácticos informáticos, algunos desarrollos sostenidos por centros de investigación como Cabrí y Geogebra para la enseñanza de las matemáticas, la serie de cuentos interactivos de Living Book, los juegos lógicos para niños pequeños como Thinking, los software de modelización física con Modellus, Stella o Interactive Physics y los lenguajes de programación como Scratch, Alice y el mismo Logo, marcan una etapa de rica producción de materiales educativos informáticos.

El otro punto importante a considerar sobre Internet es que constituye un excelente soporte para el desarrollo de procesos educativos a distancia a través de las plataformas virtuales. Considero que no es exagerado afirmar que esta tecnología permitió expandir formas no presenciales de enseñanza, al aportar capacidad de seguimiento educativo de los proyectos, comunicación fluida entre emisores y receptores, pero que, a la vez, reubica a la tecnología informática dentro del campo de la gestión educativa.

Es evidente que este cambio tecnológico incorporó fuertemente la mirada comunicativa en educación, pero también es evidente que palideció la mirada didáctica. En un gran cantidad de casos, diluyó los roles docentes como modelo de organización y sistematización del conocimiento.

¿Por qué una mirada en detrimento de otra si todas son parte activa de la construcción del conocimiento escolar? ¿Por qué cuesta integrar los diferentes desarrollos educativos en torno a las TIC, si cada uno aporta formas de construcción del conocimiento y estrategias de abordaje diferentes? ¿Por qué educativamente cada nueva tecnología informática es la mejor?

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Susana Muraro. Docente de la Maestría “Tecnología Educativa” Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Fue docente titular de Informática e Informática Educativa en UBA y UNLu. Coordinadora responsable de Currículo de Informática del nivel primario y Coordinadora de la Capacitación Docente en IE para los tres niveles del Sistema Educativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Autora de libros sobre la inserción educativa de la Informática y de un amplio conjunto de textos de desarrollo curricular en IE.

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