“Crear y publicar con las TIC en la escuela”, es un libro de consulta creado con dos propósitos: brindar elementos para que el maestro y directivo que trabaja en la integración de las TIC en la educación, reflexione, defina y fortalezca su visión y postura frente al tema, a la vez que expone algunos programas y servicios web, enfatizando en su valor y uso pedagógico como mediadores en la idea de una escuela generadora de conocimiento.
La publiacición parte de una colaboración entre la Universidad del Cauca y el programa colombiano Computadores para Educar. Las cuatro unidades que la componen conectan un grupo de textos independientes a través de un tema común, lo que posibilita al lector revisar el libro según su interés o necesidad concreta. No obstante, se recomienda la lectura de los textos conceptuales de cada unidad, donde encontrará elementos de juicio tanto para definir las herramientas o servicios a utilizar, como para
tener mayor claridad sobre cómo y por qué construir determinadas estrategias en el proceso de integrar estas tecnologías en su quehacer pedagógico o de gestión escolar.
Pueden descargar el libro completo en formato pdf en el siguiente link.
El portal educando compartió la experiencia de la Escuela Ana Josefa Puello de San Pedro de Macorís, que utiliza las TIC desde el año 2007 en el proceso enseñanza y aprendizaje de los estudiantes.
La integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la Escuela Ana Josefa Puello del Distrito Educativo 02, de la Regional de Educación 05 de San Pedro de Macorís es muy motivadora debido a que al momento de los maestros y maestras planificar sus clases las utilizan como recurso principal.
En la actualidad, los maestros integran las TIC al proceso de enseñanza aprendizaje con la ayuda del Coordinador del área, el maestro Nercido Martínez. Este educador diseña los recursos didácticos digitales usando diversos software o herramientas, que permiten al profesorado crear recursos en formato digital. También son utilizados software propuestos por la Dirección de Informática Educativa (DIE) del Ministerio de Educación (MINERD).
Inicios del proyecto
El proyecto tuvo sus inicios con un grupo de maestro/as que tenía el deseo de innovar, querían implementar nuevos métodos y técnicas de enseñanza, con la finalidad de mejorar el aprendizaje de sus alumnos/as. Entre ellos están: Ángela Miguelina Alduey, Guillermina Girón, Santa Emilia Peña, Martha Pérez Guante y Reymundo Mota.
El proceso fue iniciado con la capacitación de los maestros en alfabetización digital e integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, los que luego fueron motivados para que en sus clases utilizaran las TIC como un recurso de apoyo en su práctica docente. Para tales fines la directora del centro, licenciada Juana Ydalia Herrera, el profesor Martínez, con el apoyo del coordinador TIC de la Regional 05 de Educación, Sergio Cedeño, planificaron varios talleres para capacitar a los docentes en esa área.
Al iniciarse el proceso de integración de las TIC, en el año 2007, parecía imposible la implementación del mismo, pues los maestros en su mayoría no sabían usar el computador, tampoco tenían el conocimiento sobre la integración de las TIC en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La integración de las tecnologías a las aulas en la Escuela Ana Josefa Puello ha sido difícil, pero ha dado frutos que hoy podemos exhibir.
A continuación presentamos algunos videos donde los docentes exponen sus experiencias en el proceso de la integración de las Tecnologías de Información y la Comunicación (TIC), en este centro.
Fuente: Educando
Los jóvenes de Costa Rica opinan sobre educación y TIC
Lecciones más dinámicas, mayor acceso a la información, cambios en la metodología en clase y uso de las nuevas herramientas tecnológicas en las aulas son las principales propuestas elaboradas por jóvenes estudiantes, las cuales fueron dadas a conocer en un informe presentado por Estrategia Siglo XXI al Ministerio de Educación Pública de Costa Rica.
¿Cómo los jóvenes pueden potenciar el uso de las TIC en su proceso de educación y aprendizaje?, fue la pregunta clave del proyecto Estrategia Joven, el cual se llevó a cabo, con el fin de valorar la opinión de los jóvenes de cómo ellos ven y consideran debe ser la educación del siglo XXI.
El proyecto contó con la participación de 405 participantes entre estudiantes y profesores, representantes de 9 zonas del país. Los jóvenes brindaron 135 ideas y propuestas de cómo la educación costarricense puede apalancarse por medio del uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) de las cuales Digitalizar el Contenido y Acceso a la información fueron prioridad para los jóvenes.
Las tres principales propuestas que se presentaron fueron:
Digitalización del contenido: Los estudiantes proponen que al digitalizar la materia, se pueden hacer las lecciones más dinámicas e interactivas. Además, permitir que este material tenga acceso fuera del periodo lectivo.
Acceso a la información: Los jóvenes proponen la confección de un sitio web oficial de cada centro educativo, con el aval del MEP, pero que este sitio sea manejado por una comisión de estudiantes. A su vez, indican que se pueda manejar en este sito el expediente de cada alumno, bases de datos, e incluso un apartado para hacer denuncia sobre drogas, sexo entre otros.
Cambios en la metodología en la clase: Modificar la forma en que se imparte la lección, cambios en el rol del estudiante – profesor, donde el estudiante tenga un papel más protagónico y proactivo. Para ello, se requiere que el profesor conozca de herramientas informáticas gratuitas para aplicarlas en clase, ser más proactivo
*Al final del artículo se incluye la traducción completa al español
Pesquisas e projetos para integrar as tecnologias digitais na educação básica vêm acontecendo de maneira crescente desde as últimas décadas do Século XX. Atualmente, com a possibilidade de acessar a Internet e os mais variados aplicativos e softwares educacionais, não é difícil imaginar os benefícios que a tecnologia traz para as práticas educativas. O acesso a ilimitadas fontes de informação e a possibilidade de comunicação apóiam o ensino e a aprendizagem em qualquer nível. Mas é o uso da tecnologia como recurso para criação que considero a inovação mais importante e fascinante. Talvez na época em que as escolas não acessavam a Internet, quando hardware e software eram mais restritos, talvez nessa época o papel da tecnologia enquanto recurso para criação ou autoria fosse mais claro. Ma porque criar é importante?
Do Século XX aprendemos com Piaget que o conhecimento não é uma fotografia do real. Não se trata de uma memorização impessoal ou descontextualizada, mas sim da representação de objetos que integram o mundo. Conhecer envolve criar a representação de um determinado objeto. Esta criação é carregada de significados e referências do sujeito que está aprendendo, conhecendo. O matemático sul africano Seymour Papert integrou a equipe de pesquisa de Piaget em Genebra de 1958 até 1963. Mudo-se para Boston para dar continuidade a suas pesquisas no MIT. Inicialmente com inteligência artificial e mais tarde propondo o Construcionismo. Papert e seus colegas inspiraram o mundo a usar a tecnologia como um recurso para o aprendiz criar a sua representação do real. Inicialmente isso foi viabilizado na matemática com a linguagem Logo, na década de 80 quando as telas de computadores ainda eram em preto e verde. Os recursos eram limitados, mas os objetivos eram ambiciosos: melhorar a formar como as crianças pensam e resolvem problemas.
Se trouxermos os fundamentos de Piaget e as propostas de Papert para os dias atuais, notamos que as possibilidades aumentaram muito. Os alunos podem representar o seu conhecimento de maneiras fantásticas, sejam elas por texto, hipertexto, imagem com legenda, imagem com gravação de voz, vídeos, editores de imagens e ambientes programáveis de autoria multimídia (sucessores do Logo como Etoys e Scratch). Além de contar com recursos valiosos para representar o seu entendimento do conteúdo, o aluno autor tem a possibilidade de compartilhar o seu arquivo com professores e colegas antes de concluí-lo, receber comentários e então fazer alterações em seu trabalho. Se for oportunizada essa repetição em ciclos teremos caracterizado o espiral da aprendizagem descrito por Piaget.
Esta educação que envolve autoria e trabalho em equipe já era defendida por Piaget em meados do século 20 quando ainda não se falava em tecnologias digitais na educação. Mais de meio século depois, tendo a tecnologia invadido nossos lares, espaços de trabalho e lazer, e mudado radicalmente nossa forma de viver, a sociedade e em especial os empregadores, solicitam à escola que priorize o desenvolvimento de uma série de habilidades e competências necessárias aos jovens na era do conhecimento.
Se antes especialistas em educação explicavam que métodos ativos de aprendizagem eram importantes para um melhor aprendizado. Agora estes métodos são vistos também como fundamentos de uma educação que desenvolve habilidades como comunicação, colaboração, criatividade, capacidade de resolver problemas, pensamento crítico, capacidade de usar a informação, capacidade de usar as TICs entre outras. São as habilidades do Século XXI necessárias para tornar-se um cidadão participativo na sociedade do conhecimento.
Ao encontro desse movimento vêm também as práticas das ONGs que integram as políticas públicas de desenvolvimento social e trabalham com jovens em turno inverso à escola. Nestes espaços são as práticas fundamentadas em protagonismo juvenil que levam os jovens a engajar-se em atividades que envolvem comunicação, criatividade, uso da informação e o desenvolvimento de diversas outras habilidades. Vivemos um momento onde todos parecem concordar que a educação centrada na memorização de fatos e procedimentos é coisa do passado. O presente nos traz a tecnologia, mas também nos desafia a construir e disseminar práticas educacionais fundamentadas em criação e colaboração. Esta forma de educar, por ser tão alinhada com as possibilidades da internet, é também conhecida como educação 2.0.
Favorecidos com a flexibilidade dos sistemas educacionais, professores inovadores vêm experimentando o uso da tecnologia no desenvolvimento de projetos e atividades diversas. O envolvimento dos alunos no processo de criação colaborativa resulta em um maior engajamento e motivação pelo trabalho escolar, aumento da auto-estima, desenvolvimento da autonomia e de habilidades do século XXI. Mas a maioria dos educadores não se encontra ainda nesse estágio de uso da tecnologia. Estamos em uma fase de comemorar os casos de sucesso, vibramos porque as inovações se mostram possíveis e exitosas. Mas como levar este sucesso a totalidade de um sistema educacional?
Infra estrutura de tecnologia e formação dos professores são os passos iniciais, mas o desafio é mais amplo. Por muitos anos a avaliação de alunos e por consequência também das escolas, tem se baseado na verificação da memorização de fatos e procedimentos. Como avaliar a criação e a colaboração? Como evidenciar o desenvolvimento de habilidades e competências? Como os sistemas educacionais podem lidar com o novo paradigma?
Me parece que ainda não temos esta resposta. As formas de avaliação anteriores não se adéquam as novas práticas e aos novos resultados. Como fazer para que os sistemas educacionais reconheçam o sucesso dos educadores inovadores? Como estas inovações são expressas e comunicadas para as famílias, sociedade, e ministério da educação? Como elas são consideradas para promover o aluno, o professor e a escola que as pratica?
O desafio é enorme, porque envolve mudança cultural. A escola é parte da vida das famílias, parte das comunidades e parte de um sistema de governo. As pessoas em geral pensam educação nos moldes das vivências que tiveram em sua infância e juventude. Para conseguir dar escala e sustentar as inovações ao longo do tempo é necessário que a escola comunique sua nova forma de ser. Mas só comunicar não basta, é preciso conhecer quais são os critérios, neste novo paradigma, que definem uma educação de qualidade, e como esses critérios serão verificados.
Buscando apoio no conceito de complexidade de Morin, considerando o contexto descrito como uma trama complexa e tomando como elementos desta trama os pensadores de diversos campos do conhecimento, os operadores da educação, incluirmos também as novas tecnologias, questões culturais e sociais do nosso tempo, veremos que algumas emergências preciosas poderiam contribuir para apoiar mudança de paradigma. Considerando que a mudança da educação precisa de boa tecnologia (1), que leve em conta o funcionamento do cérebro da criança (2), os métodos de ensino e aprendizagem (3) e administração dos recursos públicos disponíveis para educação (4, que a escola precisa ainda comunicar-se com a sociedade (5) e ser parte dos seus movimentos culturais (6).
Se pensarmos pelo menos os seis elementos acima citados como partes inseparavelmente associadas. Uma possível emergência da colaboração entre esses elementos seria o pensamento conjunto de como funcionaria a escola fundamentada na criação e colaboração. Este imaginário permitiria reconhecer a necessidade de um ambiente digital que facilitaria e induziria a mudança da escola da era industrial para a escola da era do conhecimento. Hoje adaptamos ambientes de educação a distância ou redes sociais para usar nas escolas. Eles ajudam, mas não resolvem. Suas limitações impedem determinadas mudanças. A escola da era do conhecimento precisaria contar com uma comunidade online que funcionaria como uma intranet e apoiaria a nova lógica de valorização da produção do aluno e de atitudes, um bom ambiente induziria a mudança. Os diversos elementos dessa trama complexa deveriam contribuir na definição desse ambiente. Ainda que limitada às minhas vivências e pesquisas, com objetivo de ilustrar a possibilidade arrisco sugerir que este ambiente precisaria de repositórios e possibilidades diversas de interação; que valorize as produções dos alunos; que induza à colaboração; à apreciação entre os pares; que estimule e reconheça o esforço; que permita o erro e a edição, a releitura e o remix; que valorize a construção multimídia permitindo reduzir a “literalização” excessiva da escola, entre tantos outros.
Tal ambiente viabilizaria ainda novas formas de avaliação fundamentadas na apreciação das produções dos alunos e de suas interações no ambiente, e de outras dimensões viabilizadas no novo paradigma. A avaliação não surgiria de cima para baixo, mas ao contrário, de avaliações formativas incluindo a avaliação entre pares, não apenas no nível dos alunos, mas também entre escolas de uma micro região que poderiam fortalecer-se em rede.
Marta Dieterich Voelcker
Diretora da Fundação Pensamento Digital, doutoranda em Informática na Educação na UFRGS. Trabalha em projetos e pesquisas em inclusão digital e informática na educação. Possui especial interesse em dar escala aos experimentos que demonstram o uso de tecnologia para adequar a educação para era do conhecimento. É mestre em Psicologia Social e Bacharel em Administração com Análise de Sistemas. Integra o Board da Squeakland Foundation e o Conselho Municipal de Ciência e Tecnologia de Porto Alegre. Coordena grupo de pesquisa que conduz o Global Impact Study no Brasil em parceria com Universidade de Washington.
Tecnologías Digitales y educación: avances y desafíos
Las investigaciones y proyectos para integrar las tecnologías digitales en la educación básica vienen creciendo desde las últimas décadas del siglo XX. Actualmente, con la posibilidad de acceder a internet y a las más variadas aplicaciones y software educacionales, no es difícil imaginar los beneficios que la tecnología atrae para las prácticas educativas. El acceso a ilimitadas fuentes de información y a la posibilidad de comunicación apoyan la enseñanza y el aprendizaje en cualquier nivel. Pero es el uso de la tecnología como recurso para la creación que considero la innovación más importante y fascinante. Tal vez en la época en que las escuelas no tenían acceso a internet, cuando hardware y software eran más restringidos, tal vez en esta época el papel de la tecnología como recurso para la creación o autoría fuese más evidente. ¿Pero por qué crear es importante?
Del siglo XX aprendemos con Piaget que el conocimiento no es una fotografía de lo real. No se trata de una memorización impersonal o descontextualizada, pero sí de la representación de objetos que integran el mundo. Conocer lleva a crear la representación de un determinado objeto. Esta creación es cargada de significados y referencias del sujeto que está aprendiendo, conociendo. El matemático sudafricano Seymour Papert integró el equipo de investigación de Piaget en Ginebra de 1958 hasta 1963. Se mudó a Boston para dar continuidad a sus investigaciones en el Mit. Inicialmente con la inteligencia artificial y más tarde proponiendo el Construccionismo. Papert y suscompañeros inspiraron al mundo a usar la tecnología como recurso para el aprendiz a crear su representación de lo real. Inicialmente eso fue viabilizado en la matemática con el lenguaje Logo, en la década del 80, cuando las pantallas de las computadoras eran negro y verde. Los recursos eran limitados, pero los objetivos eran ambiciosos: mejorar la forma como los chicos piensan y resuelven problemas.
Si traemos los fundamentos de Piaget y las propuestas de Papert para los días actuales, notamos que las posibilidades aumentaron mucho. Los alumnos pueden representar su conocimiento de maneras espectaculares, sean ellas por textos, hipertexto, imagen con leyenda, imagen con grabación de voz, videos, editores de imágenes y ambientes programables de autoría multimedia (sucesores del Logo como Etoys y Scratch). Además de contar con recursos valiosos para representar su comprensión del contenido, el alumno autor tiene la posibilidad de compartir su archivo con los profesores y compañeros antes de terminarlo, recibir comentarios y entonces hacer alteraciones en su trabajo. Si es oportuna esa repetición en ciclos tendremos caracterizado el espiral de aprendizaje descripto por Piaget.
Esta educación que envuelve autoría y trabajo en equipo ya fue defendida por Piaget a mediados del siglo XX cuando todavía no se hablaba de tecnologías digitales en la educación. Más de medio siglo después, teniendo la tecnología invadiendo nuestros hogares, espacio de trabajo y de ocio, y cambiado radicalmente nuestra forma de vivir, la sociedad y en especial los empleadores, solicitan a la escuela que priorice el desenvolvimiento de una serie de habilidades y competencias necesarias para los jóvenes en la era del conocimiento.
Si antes especialistas en educación explicaban que métodos activos de enseñanza eran importantes para un mejor aprendizaje. Ahora estos métodos son vistos también comofundamentos de una educación que desenvuelve habilidades como comunicación, colaboración, creatividad, capacidad de resolver problemas, pensamiento crítico, capacidad de usar la información, capacidad de usar las TICs entre otras. Son las habilidades del siglo XXI necesarias para hacerseun ciudadano participativo en la sociedad del conocimiento.
Al encuentro de ese movimiento vienen también las prácticas de las ONGs que integran las políticas públicas de desarrollo social y trabajan con jóvenes en turnos contrarios a la escuela. En este espacio son prácticas fundamentadas en protagonismo juvenil que llevan a los jóvenes a encaminarse en actividades que envuelven comunicación, creatividad, uso de la información y el desarrollo de diversas otras habilidades. Vivimos un momento donde todos parecen concordar que la educación centrada en la memorización de hechos y procedimientos es cosa del pasado. El presente nos trae la tecnología, y también nos desafía a construir y diseminar prácticas educacionales fundamentadas en creación y colaboración. Esta forma de educar, por ser tan alineada con las posibilidades de internet, y también conocida como educación 2.0.
Favorecidos con la flexibilidad de los sistemas educacionales, profesores innovadores vienen experimentando el uso de la tecnología en desenvolvimiento de proyectos y actividades diversas. La integración de los alumnos en el proceso de creación colaborativa resulta en una mayor integración y motivación por el trabajo escolar, aumento dela autoestima, desarrollo de la autonomía y de habilidades del siglo XXI. Pero la mayoría de los profesores no se encuentran en ese nivel de uso de la tecnología. Estamos en una etapa de celebrar los casos de éxitos, nos entusiasmamos porque las innovaciones se muestran posibles y exitosas. ¿Pero cómo llevar este éxito a la totalidad de un sistema educacional?
Infraestructura de tecnología y formación de los profesores son los pasos iniciales, pero el desafío es más grande. Por muchos años la evaluación de los alumnos y por consecuencia también de las escuelas, está basada en la verificación de la memorización de hechos y procedimientos. ¿Cómo evaluar la creación y la colaboración? ¿Cómo evidenciar el desarrollo de las habilidades y competencias? ¿Cómo los sistemas educacionales pueden lidiar con el nuevo paradigma?
Me parece que todavía no tenemos esta respuesta. Las formas de evaluación anteriores no se adecuan a las nuevas prácticas y a los nuevos resultados. ¿Cómo hacer para que los sistemas educacionales reconozcan los éxitos de los educadores innovadores? ¿Cómo estas innovaciones son expresadas y comunicadas para las familias, sociedad y el ministerio de educación? ¿Cómo ellas son consideradas para promover al alumno, al profesor y a la escuela que las practican?
El desafío es enorme, porque envuelve un cambio cultural. La escuela es parte de la vida de las familias, parte de las comunidades y parte de un sistema de gobierno. Las personas en general piensan en educación en los moldes de las vivencias que tuvieron en su infancia y juventud. Para conseguir escalar y sostener las innovaciones a lo largo del tiempo es necesario que la escuela comunique su forma de ser. Pero solo comunicar no basta, es necesario conocer cuales son los criterios, en este nuevo paradigma, que definen una educación de calidad, y como esos criterios serán verificados.
Buscando apoyo en el concepto de complejidad de Morin, considerando el contexto descripto como una trama compleja y tomando como elementos de esta trama los pensadores de diversos campos del conocimiento, los operadores de la educación, incluimos también las nuevas tecnologías, cuestiones culturales y sociales de nuestro tiempo, veremos que algunas emergencias ricas podrían contribuir para apoyar el cambio del paradigma. Considerando que el cambio de la educación necesita de buena tecnología (1), que tenga en cuenta el funcionamiento del cerebro de los chicos (2), los métodos de enseñanza y aprendizaje (3) y administración de los recursos públicos disponibles para la educación (4), que la escuela necesita todavía comunicarse con la sociedad (5) y ser parte de sus movimientos culturales (6).
Si pensáramos por lo menos en los seis elementos citados anteriormente como partes inseparablemente asociadas. Una posible emergencia de colaboración entre esos elementos sería el pensamiento conjunto de como funcionaría la escuela fundamentada en la creación y colaboración. Este imaginario permitiría reconocer la necesidad de un ambiente digital que facilitaría e induciría al cambio de la escuela de la era industrial para la escuela de la era del conocimiento. Hoy adaptamos ambientes de educación a distancia o redes sociales para usar en las escuelas. Ellos ayudan, pero no resuelven. Sus limitaciones impiden determinados cambios. La escuela de la era del conocimiento necesitaría contar con una comunidad online que funcionaría como una intranet y apoyaría a nuevas lógicas de valorización de la producción del alumno y de actitudes, un buen ambiente induciría al cambio. Los diversos elementos de esa trama compleja deberían contribuir en la definición de ese ambiente. Todavía son limitadas mis vivencias y búsquedas, con el objetivo de ilustrar la posibilidad corro el riesgo de sugerir que este ambiente necesitaría de reponedores y posibilidades diversas de interacción; que valorice las producciones de los alumnos; que induzca las colaboraciones a la apreciación entre los pares; que estimule y reconozca el esfuerzo; que permita el error y la edición, la relectura y el remix; que valore la construcción multimedia permitiendo reducir la “literalización” excesiva de la escuela, entre tantos otros.
Ese ambiente viabilizaría todavía nuevas formas de evaluación fundamentadas en la apreciación de las producciones de los alumnos y de sus interacciones en el ambiente, y de otras dimensiones viabilizadas en el nuevo paradigma. La evaluación surgiría de arriba para abajo, pero al contrario de evaluaciones formativas incluyendo las evaluaciones entre pares, no solamente en el nivel de los alumnos, sino también entre las escuelas de una micro región que podrían fortalecerse en red.
Compartimos hoy una presentación de Hugo Martínez, educador y entusiasta digital, a quien ya tuvimos de visita en el sitio de RELPE con el Especial del Mes de junio. En esta ocasión, por medio de un SlideShare publicado en TicBeat, Hugo plantea como las nuevas tecnologías pueden beneficiar a la educación, sobre todo si los propios estudiantes se mueven en este ambiente y están completamente adaptados.
Los planteamientos que aquí se presentan han sido elaborados en presentaciones realizadas por el autor en el marco del componente educación del proyecto @LIS2 que se realiza en la CEPAL con el apoyo de la Unión Europea.
Desde hace un par de décadas las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han sido incorporadas en los sistemas educativos del mundo entero con la promesa de brindar mejoras en el sistema escolar. Los países de América Latina han realizado a lo largo de este tiempo importantes esfuerzos para no permanecer al margen de esta tendencia global. A finales de los 80 y principios de los 90 se comenzaron a gestar las primeras políticas y programas TIC orientados a las escuelas.
En América Latina la vía fundamental para la integración de las TIC en la educación ha sido la política pública, principalmente a través de programas y proyectos. Aunque en la actualidad solo un tercio de los países de la región ha diseñado una política formal de TIC en educación, la mayor parte ha desarrollado iniciativas con el carácter de proyectos o programas y además cuenta con una unidad especializada en el Ministerio de Educación que es responsable de su implementación.
En sus inicios los programas de TIC para las escuelas tuvieron una marcada orientación hacia la provisión de infraestructura, principalmente a través de la instalación del laboratorio de computadores. Este énfasis en los temas de acceso es coherente con el plan de acción de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (WSIS) cuando sostiene que “la infraestructura es central para lograr el objetivo de la inclusión digital”.
Sin embargo, hoy es evidente que el acceso a la infraestructura no es suficiente, que la infraestructura y el acceso tienen que estar íntimamente conectados con aspectos tales como: una propuesta de uso (lo que implica la capacidad de “ejercer” el acceso con cierta frecuencia); el desarrollo de capacidades para dar sustentabilidad de largo plazo al proyecto (involucra formación de docentes, capacitación de los administradores, involucramiento de los padres, etc.); y el desarrollo de contenidos educativos digitales de calidad que los docentes y estudiantes utilizan durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Las políticas y programas de TIC para las escuelas que se han implementado en América Latina han estado guiadas por la visión de que las TIC tienen la capacidad potencial de alterar el escenario donde se introducen y, por tanto, que pueden facilitar la revisión y reformulación de prácticas prevalecientes, impulsando cambios y mejoras en las condiciones estructurales del sector. Las expectativas han sido que las TIC contribuirían a enfrentar los desafíos educativos más importantes que tienen los países de la región en materia de calidad, equidad y eficiencia.
El aporte de las TIC al mejoramiento de la calidad de la educación abarca cuestiones diversas como la reformulación de prácticas prevalecientes y cambios en las formas de enseñanza, las prácticas pedagógicas, el currículo docente, la forma de acceder y adquirir conocimiento y los recursos utilizados, entre otros. Sin embargo, las evaluaciones de la calidad se centran específicamente en los resultados educativos y, principalmente, en la evaluación del rendimiento académico. Al respecto, la investigación ha mostrado que la relación entre el uso de estas tecnologías y el aprendizaje no es lineal y que, por tanto, el mejoramiento en los rendimientos académicos no ha sido de acuerdo a lo esperado. La investigación también ha planteado el tema de que las TIC afectan el aprendizaje de otro tipo de habilidades que se requieren para la sociedad del conocimiento (las denominadas “competencias del siglo XXI”).
Por otro lado, se ha hecho evidente que para que las TIC efectivamente hagan un aporte a la calidad de la educación es necesario abordar algunos desafíos pendientes. Estos incluyen: mejorar la calidad de la formación del cuerpo docente para el uso pedagógico e innovador de las TIC, especialmente a nivel de la formación inicial; definir un modelo de integración curricular de las TIC que valore las posibilidades didácticas de las TICs en relación con objetivos y fines educativos; y generar una mayor disponibilidad de contenidos educativos digitales.
Otra de las expectativas que ha guiado los esfuerzos de TIC para la educación en la región ha sido que ellos contribuirían a los procesos de integración social, evitando la polarización social resultante de la falta de acceso de importantes sectores de la población a las nuevas oportunidades que brinda la tecnología. De hecho, desde las primeras políticas y programas se ha buscado que la incorporación de las TIC en las escuelas tenga “impacto social”, entendiendo por ello su aporte a la reducción de la brecha digital.
Hasta ahora la brecha digital en América Latina ha sido concebida en términos de acceso a la tecnología y, desde ese punto de vista, la escuela ha sido pensada como un espacio estratégico para reducir las desigualdades de acceso. Sin embargo, investigaciones recientes comienzan a hablar de la emergencia de una segunda brecha digital. Esta se refiere a la necesidad de considerar no sólo las diferencias en términos de acceso a las TIC y el desarrollo de destrezas de manejo funcional de las mismas, sino también en términos de las capacidades de los estudiantes de diferente contexto sociocultural de dar un uso efectivo de las tecnologías para su aprendizaje. Esta segunda brecha digital distingue entre aquellos que tienen las competencias y habilidades necesarias para beneficiarse del uso de los computadores y quienes no las tienen, competencias que están estrechamente vinculadas al capital social, económico y cultural de los estudiantes.
En consecuencia, ya no es suficiente – como aporte a la equidad – que los programas de TIC en educación contribuyan a la reducción de la primera brecha digital. Ahora se requiere además que los esfuerzos de TIC para la educación impidan que la segunda brecha digital venga a profundizar las diferencias ya existentes, lo cual requiere pensar propuestas para que las escuelas logren un mejor aprovechamiento de las TIC para el desarrollo de competencias, especialmente en los grupos de menores ingresos de la población. En definitiva, en América Latina tenemos una superposición de brechas pues si bien ha habido avances en la superación de la brecha de acceso persisten profundas desigualdades a las cuales se suman las desiguales condiciones de los beneficiarios para dar un uso significativo a ese acceso las TIC.
Por último, la incorporación de las TIC en la educación también ha ido acompañada de la expectativa que ellas contribuirían a mejorar cuestiones de eficiencia. En educación la eficiencia se mide en la optimización del uso de recursos para elevar el nivel educacional de la población, lo que se expresa en la disminución de las tasas de repetición, rezago y conclusión de los ciclos de enseñanza. A su vez, ello supone mejorar la “gestión escolar” la que incluye la gestión de los recursos económicos y humanos (profesores, directivos, administrativos, etc.) de los alumnos (matrícula, notas, observaciones), apoderados (antecedentes, comunicaciones), de asignaturas (planificación de horarios) y de la docencia (planificación curricular, monitoreo del cumplimiento del currículum, planes de clase).
La gestión educativa abarca distintos niveles: el nivel del sistema educativo, en el que las TIC permiten la recolección y procesamiento de datos que permiten un monitoreo del sistema (datos de matrícula, asistencia de estudiantes, deserción y repetición de estudiantes, número de estudiantes por profesor, etc.); el nivel de la gestión del colegio, el que es fundamental para que las innovaciones puedan ser llevadas a la práctica; y el nivel de la gestión curricular en la sala de clases, el que permite generar cambios en la forma como se imparte y organiza el currículum. Sin embargo, si bien las TIC tienen el potencial para generar impactos en estos niveles no hay evidencia sobre impacto real. Para aprovechar las TIC en mejorar la eficiencia de los sistemas educativos en estos niveles se requiere generar capacidades para utilizar los sistemas de información.
En síntesis: las políticas y programas de TIC para las escuelas que se han implementado en América Latina han ido acompañadas de grandes expectativas en el sentido que contribuirían a enfrentar los desafíos educativos más importantes que tienen los países de la región en materia de calidad, equidad y eficiencia. Sin embargo, los avances son relativamente modestos pues cada una de estas dimensiones supone un conjunto de condiciones que no están dadas y, por tanto, representan nuevos desafíos que es necesario enfrentar. Quizás ya estamos en condiciones – en tanto disponemos de mayor conocimiento – para desarrollar un enfoque integral que permita abordar al unísono los diferentes desafíos para cumplir con las grandes expectativas de política.
Guillermo Sunkel
Coordinador componente educación proyecto @LIS2
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